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En todos los países democráticos que casi por definición son capitalistas, (aunque griten al cielo que sus ideales son sociales) hay programas de ayuda a los mas pobres. Programas destinados a subsidiar la comida, los servicios o a proveer los derechos sociales que en muchos casos han pasado a manos de los entes privados.


Colombia no es la excepción. Programas de existencialismo como familias en acción que tienen el objetivo de proveer alimentación temporalmente a aquellos que no pueden asistirse ni a si mismos ni a sus familias. El carácter temporal de estos programas se da porque se supone que al asistirle cierto tipo de ayudas a los necesitados, éstos podrán destinar su tiempo, su dinero y sus energías a salir de la pobreza, y cuando una persona ha sido partícipe del proyecto y ha mejorado sus ingresos en alguna medida, debería cederle sus puesto a alguien mas.

¿Pero por qué a pesar del aumento en el numero de cupos en programas de este tipo la pobreza no merma en ninguna medida?

La respuesta se debe a dos factores: uno, los programas están muy mal enfocados, y dos, las personas que ven que reciben sin trabajar no tendrán ninguna motivación a moverse de sus sitio.
Es similar al problema del polizón, mientras todos aportan y dan de su parte por un bien del que todos reciben, existe siempre un alguien que se va a ver beneficiado de no hacer nada.

Los neo clásicos argumentaban por su parte que aquellos que no participaban o que se veían asistidos tenderían a salir de aquella situación por el simple hecho de que se verían afectados por la crítica social a ser señalados como una carga y un lastre para la sociedad. La realidad es muy distinta en Colombia. Aquí la cultura no funciona y la vergüenza de ser un lastre para el resto de la sociedad no se vive ni si siente. En algunos casos, la idea de vivir del amparo de los demas puede llegar a ser vista como buena y se inicia una pungna por ver quien obtiene mas beneficios sin el menor esfuerzo. Esa cultura nace de la idea de que el Estado es una maquina de producir billetes que se van únicamente al bolsillo del presidente y de sus ministros. Esta idea no proviene de la nada.

En una charla con una trabajadora social, muy amiga mía por cierto, me contaba que veía que los individuos que se encuentran en un primer ciclo de asistencia alimentaria, tendían a ser los mismos del segundo y tercer ciclo, aun cuando como norma se establecía que cada individuos sólo podía ser beneficiario de un sólo subsidio. Por otro lado, notaba en una multitud de programas que aquellos pertenecían a una lista de beneficiados en un programa, eran los mismos de otras listas de ayudas y programas sociales en el mismo sector geográficos y que son proporcionadas algunas veces por entidades privadas.

El colmo a todas estas, es que incluso en algunos sectores, cuando los programas son entregados por empresas privadas que envían una cantidad limitada de bienes, aquellos que no se ven beneficiados del programa amenazan a los empleados de la misma.

Este problema es simple y llanamente falta de cultura, falta de esa cultura que lleva al agresivo a ultrajar al mas débil. Es por esto que pienso que los programas están mal enfocados. Si el problema es la cultura la solución es la educación, y no la alimentación. En mi pueblo de la adolescencia se solía escuchar que de hambre nadie se muere, que así fuera solo arroz y papa lo que se comiera, eso era comida.

Educación señores. educación.

Para cambiar el rumbo de las próximas generaciones.
Para inculcarle vergüenza al ladrón, al polizón, al gorrón.
Para llevar este país a algún lado.
Para enseñarles que la anarquía sin ideas no es la solución.
Educación señores.
Educación.

Juan Carlos Castañeda Mondragón

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