No suelo darles críticas muy duras a los libros, quizás en buena parte porque muchos de los libros que escojo básicamente los escojo porque me gustan, porque siento algún tipo de afinidad con el libro, porque siento que quizás me puede llevar a esos lugares mágicos a los que ya he ido alguna vez y me gustaría volver a visitar o que definitivamente quisiera entrar por lo menos una vez.
Entre tanto libro, en su gran mayoría de ciencia ficción, y de economía, no suelo llegar a libros escritos de una manera un poco más ligera y con menos esfuerzo, pero no por ello menos profundo o menos bellos.
En este caso di con una serie de relatos escritos por Yokoi Kenji Díaz, un colombiano con ascendencia japonesa por parte de padre que dicta charlas y talleres en distintas instituciones y distintos foros. En el libro quizás sí escrito por él, de acuerdo con la forma y en las ideas con las que suele revolotear, le permitirá al lector tomar algunas de sus experiencias y adentrarse como un espectador.
Algunas de ellas muy memorables tal como el relato del salón 8 del que se basa su mismo nombre, que por respeto quizás al lector y más al que quiera leer el libro, no explicaré de qué se trata, pero no por ello no dejó de recomendar. Algunas de las historias son relativamente sencillas y las enseñanzas que plasma en algunos casos son reflexiones propias, pero netamente construidas bajo sencillas meditaciones e incluso bajo sencillos sueños, sueños reales y sueños motivacionales. Y otras como seguramente lo habrán esperado muchos de los lectores, basados en los momentos y en las experiencias vividas en su transición entre una infancia en Colombia y una niñez y juventud en japón, para atraernos a este lado del mundo algunas interesantes reflexiones intentando desmitificar a la cultura japonesa en algunos aspectos y tomando de ella también algunas que otras enseñanzas.
Ahora quiero sin miedo a equivocarme recomendarle el libro que en realidad no tiene un orden cómo lo tendría cualquier libro de literatura a excepción de Rayuela, por lo que es sencillo leerlo y para el lector medianamente perezoso no será difícil retomar el libro en un momento en el que lo haya dejado a mitad de camino.
Una lectura fácil, en algunos momentos interesante, en algunos momentos un poco rara, pero con unas breves enseñanzas que te permiten ver en dónde estás parado. Feliz tarde