Durante estos días, Colombia vive en un mundo lleno de política y esperanzas. Las calles se empiezan a llenar de pancartas con logotipos de partidos nuevos y viejos, y de números tachados con alguna X.
Dos procesos en particular se llevan a cabo. El primero y más cercano es el e la elección de la Cámara y Senado, es decir, la rama legislativa del país, elegimos a quienes crearan las nuevas leyes y políticas que orientarán el rumbo del país en un sentido, que se cree será bueno, aunque la palabra bueno carece de todo significado objetivo. El segundo de los procesos es un poco más controversial, porque elegimos a quien será representante de los colombianos como la cabeza de la rama ejecutiva, es decir a nuestro siguiente presidente por los próximos cuatro años (u ocho, o doce o los que las reformas a la ley le permita).
Las elecciones de presidente son claramente mas importantes para los ciudadanos, porque será aquel el que salga elegido quien pueda pelear con el comunista semiterrorista de Chávez, o por el contrario, quien le ponga el país a los pies a cambio de petróleo barato.
Enfoquémonos en las primeras elecciones: las de senado y cámara.
Este 14 de Marzo en Colombia se elegirán los representantes al Senado, y así mismo se elegirán los representantes a la Cámara en cada pueblo y ciudad de territorio nacional. Los Senadores son más importantes que los representantes de la cámara porque hay un solo Senado en el país, y su cupo es limitado. Serán estos los que presenten proyectos de ley que pueden beneficiar a cada uno de sus regiones, y así mismo, son quienes manejan el destino de los recursos de la nación. Es decir. Ellos son los que mandan. Y como son los que más plata manejan, por consiguiente son los que más plata reciben y los que más invadida tienen a la ciudad de publicidad.
El dilema del político es el mismo de siempre, darle prioridad a sus ideales o darle prioridad a los ideales del pueblo. Los ideales propios son quizás más duraderos, coherentes, y consecutivos con sus principios éticos. Los ideales del pueblo son mas movidos por la moda que por la razón, y si la moda es el uribismo, es claro que la mayor parte de los votos serán por aquellos candidatos que digan ser uribistas de nacimiento (así el partido tenga poco menos de 7 años), así que el dilema es saber si se está del lado de los principios o de la moda. Es claro, si eres Uribista, es que estás al lado de la moda. ¿Pero como distinguir los candidatos con principios en toda esta maraña de partidos políticos?
Bueno, yo como Colombiano noto 5 vertientes distintas, que se refieren a dos lados en particular: los de derecha y los de izquierda, y los que no se identifican con ninguna o que se identifican con todas que se ubican en la mitad. Numeradas son:
· Extrema derecha: Donde se encuentran las ramas uribistas del país como 1) El Partido Social de Unidad Nacional conocido usualmente como el partido de la U, y donde si el apellido del presidente hubiera sido Jiménez, sería el Partido de Justicia Nacional.
2) También se encuentra el Partido de Integración Nacional, que es una copia del de la U, pero donde son aceptados todos los políticos asociados con paramilitares que no fueron aceptados en el partido de la U. 3) Cambio Radical, que en mi opinión debería llamarse Derecha Radical, y que tiene las mismas inclinaciones Uribistas de los partidos anteriores. Ser parte de la U es estar en la moda.
· Derecha: Esta rama es menos amplia que la anterior, pero aquí está unos de los partidos más tradicionales de Colombia: El Partido Conservador Colombiano. Donde la mitad pelea por la reelección y la otra mitad no pelea por nada.
· Partidos de Centro: Aquí están los que no se consideran ni guerrilleros ni paramilitares, o los que simplemente no saben donde están parados, o los que por el contrario, saben muy bien donde están, y no apoyan ni la reelección, ni el neo socialismo. Aquí tenemos a: 1) Partido Verde liderado por tres ex alcaldes de Bogotá que no los aceptaron en ningún partido. 2) Partido Colombia Democrática: cuyo líder es Sergio Fajardo, ex alcalde de Medellín, que tiene en su haber la experiencia de sacar a la ciudad más peligrosa del país de las peores listas del mundo. El partido de los Ex.
· Izquierda: Puede que me equivoque, pero el partido Liberal es el único que tiene ideologías donde la prioridad son la distribución y no el crecimiento. Dirán que el partido no es de izquierda, pero en un país de extrema derecha cualquiera que no se alinee a la ideología es de izquierda. ¿Y cómo no pensar que este es un partido de izquierda si Piedad Córdoba es Liberal?
· Extrema Izquierda: Seguro que todos pensaron en el polo democrático. Y quien no. Son los únicos que aceptan abiertamente sus ideologías izquierdistas, además de tener visibles vínculos con los partidos nacionalistas de Venezuela.
Cualquier partido que no se encuentre aquí, no representa a nadie porque seguramente cerca del garaje donde lo montaron queda alguna panadería que indudablemente atrae más seguidores.
Dentro de esta maraña no se encuentra ninguno por el que ponga las manos en el fuego, porque por más inteligentes que sean, todos, sin exclusión se ven tentados por el poder cuando lo tienen en las manos. El poder corrompe. Estoy seguro.
Que sean inteligentes no significan que sean honestos o éticos. La ética jamás va de la mano de la inteligencia, porque para comenzar los más ateos son los más estudiosos. ¿Aunque quién dijo que la religión es correcta? A mi que me diga un niño violado por un cura que la religión es ética. Andrés Arias, candidato por el partido conservador a la presidencia fue mejor promedio en economía tanto para pregrado como para maestría, ¿y que hizo? Se ideó una de las mejores formas de darle dinero a los que ya tienen. Se invento Agro Ingreso Seguro.
Otro inteligente: Juan Manuel Santos, que tiene estudios militares y en el exterior, con uno de los coeficientes más altos en el país, pero que sinceramente da miedo. Sólo hay que verle la cara.
En fin, como la moda es ser uribista, los políticos son ahora también uribistas, y mientras Uribe sea presidente, que mejor campaña que estar a la sombra de el.
¿Qué sería del Uribismo sin Uribe?
Juan Carlos Castañeda Mondragón
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