Más allá de las opiniones que pueda lanzar Chávez acerca del gobierno colombiano la importancia trasciende en medida a la cantidad de personas que pueda convencer bajo aquella imagen neosocialista.
El presidente Venezolano Hugo Chávez al igual que otros con poder, hacen todo aquello que se les viene en gana, a saber: comprar aviones de guerra, crear fabricas de municiones, regalar el petróleo dentro o fuera de sus fronteras al primero que se le arrodille ó lanzar injurias contra todo gobierno que no se le ponga de rodillas ya sea por superioridad armamentista y numérica como la de Estados Unidos o por superioridad de principios como el caso de Colombia.
Hediondas injurias han salido y seguirán saliendo de aquella fétida boca, que dice él por televisión, se baña, aunque no es claro cada cuanto. Tan hediondas son esas palabras que pueden clausurar a cualquier pobre empresa televisiva que intenté hacer uso de su libertad de expresión o que pueden ofender a cualquier país al hacer uso de su autonomía. Y mas allá de lo que diga él, lo imperdonable es ver a cuantos a convencido con su política de nuevo socialismo y de “novus ordum sectolorum” cuya expresión, a diferencia de la moneda norteamericana, no viene estampada en el billete de un dólar sino en su petróleo barato de mala calidad. (Y contaminante además de todo)
Es increíble ver cómo países con reconocidos lideres tecnócratas como el ecuatoriano, cuyo principal socio comercial y cultural es Colombia, se ha dejado convencer de que el socialismo del siglo XXI es la solución. Lo mismo dijo Lenin del socialismo del siglo XX convenciendo minúsculos países como las actuales Estonia, Letonia y Lituania que se habían convertido en Repúblicas Rusas hacia los años 40 y que se independizaron 4 décadas después. Sólo falta ahora que Ecuador sea comprado por Venezuela por medio de ese sucio petróleo barato, y que se asocie a él como República Venezolana, para terminar por fin de sitiar a Colombia teniendo venezolanos a lado y lado del Amazonas. Lo que faltaba, Venezuela en dos frentes, en el mejor de los escenarios.
No contemos con Brasil. Ellos están tan bien situados y tienen tanto poder como para aparecer entre los países más poderosos del mundo, que se puede dar el lujo de hacer caso omiso a los berrinches de Chávez y a los problemas entre sus vecinos, concentrándose de fondo en mejorar sus estadios para el siguiente mundial de futbol y siguientes juegos olímpicos que dicho de paso, están muy bien ganados, no sólo como anfitrión sino como jugador.
Nuestro siguiente vecino, panamá, no es otra cosa que un brazo arrancado del cuerpo de Colombia donde se quedó pegado un elegante rolex de 15.000 dólares que inteligentemente lo tomó Estados Unidos. La pregunta: ¿Pueden ayudar? Creo que sí. Panamá es ahora uno de los destinos mas codiciados para los hombres de negocios y dueños de pirámides que quieran pasar un fin de semana paseando en sus lamborginis, y ese turismo les puede representar unos cuantos millones de dólares al año, que para una población tan pequeña son mucho dinero. Pero es probable que esa no sea la pregunta adecuada. ¿En que pueden ayudar? Quizás en poco. En caso de guerra prestando panameños para que se unan a las filas de los pobres soldaditos mal pagados de Colombia o en caso contrario como el colombiano, donde sino prestas servicio pagas, ayudando a la financiación de material bélico. Pero aún afirmando las dos anteriores preguntas, queda aún una fundamental cuya respuesta podría borrar todo lo que se pudo haber conseguido en un principio. ¿Quieren ayudar? Es claro que el mundo se mueve por incentivos, y panamá no es ajena a éstos. El por qué lo haría no le concierne sino a su presidente. Es posible que pida a cambio ser sacada de la lista de países con convenio Colombiano para la trata de personas que decentemente llaman extradición, confirmando a Panamá como destino turístico preferido para todos aquellos Inversionistas Colombianos. (Hablar de Inversionistas sonará en Colombia diferente de ahora en adelante) Pero a parte de esto Panamá se ve mucho mas favorecida por un triunfo Venezolano al ser un país enteramente importador de petróleo sucio y mal refinado. Seguiré con el tema porque este petróleo es el que más contamina.
Si todo parara allí, la situación Colombiana sería más aceptable, pero hasta marítimamente nos tienen sitiados. Sólo basta recordar el problema con el cuál Honduras intentaba reclamar a San Andrés islas como terreno propio argumentando la cercanía con ése país y echando por la borda un tratado firmado antes de que su viejo, pedófilo y socialista expresidente *** naciera.
¿Que puede hacer Colombia bajo este panorama cuyos países vecinos, autodeclarados de izquierda, niegan ayuda ya sea por un motivo o por otro? Que otra cosa puede hacer sino pedir ayuda de sus países aliados y que otro sino Estados Unidos, el mayor socio comercial de Colombia. Las controversiales bases norteamericanas instaladas en Colombia son la respuesta a una constante y creciente amenaza lanzada por un presidente de cuya boca salen un montón de fétidas palabras. Y todo porque quien tiene plata marranea, ya sea ésa plata azul como los billetes de 20.000 pesos colombianos, verdes como los dólares norteamericanos o negros como el petróleo venezolano. Pero no me meto a defender las bases Norteamericanas en Colombia, eso es otro cuento.
Colombia sólo puede esperar que las cosas se tranquilicen y que sea el Presidente Uribe quien suba de rodillas a Monserrate a pedirle a Nuestro Señor Caído que ilumine aquellas nobles pero incautas mentes de nuestros presidentes latinoamericanos y pedirle con toda la devoción de un católico nacido en el país del Divino Niño, que por favor no escuche las oraciones de Chávez, porque aun siendo oraciones, todo lo que sale de esa boca huele a M!ﻉRδ@.
Juan Carlos Castañeda Mondragón
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