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El atlas de las Nubes - David Mitchell

Publicado por El Economista |

Una canción tocada en 6 tiempos, con 6 instrumentos musicales, cada uno para su propia sección, a su ritmo y su melodía, cortada a la mitad para dar paso a la siguiente, conformando en su conjunto una pieza maestra.  Así lo define el propio Mitchell; yo discrepo en cuanto a lo de pieza maestra.

El libro trata de 6 historias individuales (sí, ya sé que lo habrán leído en muchas páginas) que a la mitad se cortan e inician con una nueva historia, en la que al llegar a la sexta, empieza a cerrar una a una en el orden inverso en el que las fue abriendo. En fin, todo un reto para el autor… y para el lector.

De haber sabido que las historias estaban tan nulamente entrelazadas, más que por la alegoría al bien y al mal, y a que el fuerte siempre se aprovecha del más débil, y que solo la primera y la quita historia son las únicas buenas, y eso porque la primera también se queda corta con ese final, no lo hubiera empezado.  La única razón por la que intenté acabarlo fue que cuando la historia se empezó a tornar aburridora, empezó otra, y siempre me decía: ‘que ésta sea mejor’.  Cuando iba a la mitad del libro me dije: ‘ojalá esta historia acabe bien’, y cuando terminé esta afirmé: ‘ojalá la siguiente acabe mejor’, hasta que me terminé el libro y quedé con un vacío de que solo había leído pequeños cuentos, como 12 cuentos peregrinos de Gabriel García Márquez, en parte porque es completamente indigerible la ingente cantidad de personajes y en parte porque no es un libro en su conjunto como el autor lo promete.

De las seis historias hay dos que me parecieron terriblemente aburridoras: Cartas de Zedelghem, y El Tremendo Calvario de Timothy Cavendish, pueden ser omitidas sin dificultad, dos medio aburridoras: Vidas a medias y El cruce de Sloosha y toda la vaina, que pueden ser leídas si se está muy muy muy muy muy aburrido, y dos que son salvables: El diario del Pacífico de  Adam Ewing  que también tiene sus ratos malos y La antífona de Sonmi-456, que es la historia que salva el libro.   Sin ésta última historia habría considerado este libro como el rollo de papel higiénico más caro de mi vida. Si quieres puedes leer estas dos últimas y cerrar el libro y quedarte con la impresión de que el autor es un genio, o leer las seis, y quedar con la misma sensación de que puede haber leído un libro mejor en el mismo tiempo.

¿Pero debe tener una parte buena, cierto?  Sí, y es la forma en la que narra cada historia, ya sea porque una es un diario, otra es una serie de cartas, otra es un interrogatorio, y esto deja de donde escoger.

En fin.  No se pierden nada.  Si desean leerlo, les aconsejo irse a su biblioteca más cercana y buscarlo allí, se ahorraran un dinero, si no desean leerlo, los felicito, porque se han salvado de desperdiciar una cantidad de tiempo que es muy valioso en estos días.

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